› MAYO 2011
Medorrhinum
Por el Dr. Gilberto Quintero Ramírez
Este es otro de los nosodes más complejos y profundos de la Materia Medica, con un despliegue de rasgos y síntomas, a nivel de la personalidad, como el de los grandes policrestos. La intensidad a todos los niveles es el gran tema mental de este remedio homeopático. Los sujetos Medorrhinum pueden distinguirse por una actitud incansable, desbordante y con un ímpetu incomparable, además de poseer una mente compleja y estratégica; es uno de los individuos más inteligentes de la Farmacodinamia Homeopática, sagaz e intuitivo, pero a la vez inteligente y analítico. Asimismo, esta es una personalidad de grandes contrastes y muy diferentes presentaciones. Podemos encontrar gente Medorrhinum muy sana y equilibrada, con una energía constructiva y gran positividad, así como personas realmente destructivas o amorales, con gran capacidad disruptiva y transgresora; del mismo modo, algunos pacientes rebosan de síntomas físicos característicos y afecciones notables (artritis, enfermedades autoinmunes, procesos patológicos degenerativos, etc.) mientras que otros individuos carecen de síntomas físicos completamente.
Mucha gente piensa que los individuos correspondientes a este medicamento son siempre personas muy destructivas o dañinas, egoístas y manipuladores, una suerte de Lycopodium genial y hedonista o una especie de Nux vomica refinado y de mentalidad subterránea, oscura y compleja; y aunque Medorrhinum sí puede corresponder a este tipo de presentaciones, también es cierto que algunos pacientes representativos del medicamento son personas honestas y sensibles. Pero de manera aún más representativa lo que podemos encontrar es una alternancia cíclica y paulatina de extremos de personalidad en un mismo individuo: Personas muy morales, íntegras y humanistas que suelen polarizarse al otro extremo, volviéndose disolutas, mentirosas, abusivas y dañinas en lapsos de tiempo que van de las semanas a los meses, o incluso años; para luego volver, de la misma manera, al polo de donde partieron. Sin embargo, a lo largo de todo este proceso de mutación siempre está presente la intensidad exuberante de todos sus rasgos. En algunos casos, podemos observar ambos extremos de manera simultánea, siendo el paciente, por una parte, cruel, duro, controlador, egoísta, visceral, imprudente y muy racional, pero a la vez, o en otros instantes, puede ser muy compasivo, sensible, artístico, emotivo y muy intuitivo. Como en Anacardium, podemos ver un tipo de doble personalidad. Sin embargo, Medorrhinum no está escindido ni tiene conflicto alguno entre sus dos facetas. De hecho, siendo una de las personalidades homeopáticas más aventureras de la Materia Medica, desde muy pequeño se siente invadido por una gran curiosidad para explorar sus lados más oscuros y sombríos; podríamos decir que buena parte de su vida, la invierte en la búsqueda de su Sombra Junguiana, por lo cual proyecta muy poco en los demás y en las circunstancias externas, construyendo día a día una existencia sui generis pero muy propia y personal. En otros casos, y fiel a su naturaleza polar, puede no tener formada realmente su propia identidad, y su incesante necesidad de novedad es entonces una manifestación de la búsqueda de sí mismo.
El típico Medorrhinum puede ser de cualquier sexo, pero son entes que siempre están apresurados, proyectándose al futuro, trasgrediendo todos los límites. Este es el individuo más curioso de todos: “¿Qué sigue?” parece ser la pregunta constante y su lema vital, todo estímulo nuevo, aún cuando sea doloroso, desagradable o perturbador, le es placentero. Una experiencia nueva es siempre lo mejor que puede encontrar en la vida.
Así, además de ser extremistas y polares, poseen un ansia de novedades a todos los niveles de su vida y un gran temor al aburrimiento, el cual, de hecho, suele llenarlos de pesimismo, negatividad, temores e inestabilidad; el tedio puede ser el detonante de las actitudes más negativas de este medicamento y de sus fases patológicas. Aman con pasión desmedida pero a muchas personas (Ign.). Impulsos sexuales muy fuertes, incluso desbocados y salvajes. Sin embargo, su polaridad los suele llevar al extremo opuesto, tornándose introvertidos, tímidos, pensativos, centrados en su mundo interior, ausentes y distraídos, con gran sensibilidad a las cosas agradables. Siente que el tiempo pasa lentamente, lo que lo lleva a vivir con gran prisa.
Hedonista y trasgresor en grado máximo. Tiene tanto deseo de conocer el mundo que es capaz de salir de las circunstancias más adictivas para buscar otras diferentes. Entre sus síntomas más distintivos encontramos: Vive como en un sueño, sensación de que todo es irreal o de vacío interior. Tiende a ser extremista y sin ataduras. No respeta límites. Son sujetos aventureros y exploradores, ya sea viajando por el mundo o conociendo ideas, filosofías y personas distintas. Apasionado, violento, intenso, hedonista y egoísta, y después sosegado, pasivo, observador, analítico y místico. Amor por la naturaleza y los animales alternando con impulsos destructivos hacia los mismos. Individuos muy evasivos, nunca se estabilizan ni asumen responsabilidades. Muy inteligentes y brillantes, al grado de la genialidad; sin embargo, su afán de ir más allá los puede llevar a la perversión.
En sus estados degenerativos, este remedio se torna en un desequilibrio extremo y muy destructivo. Una de las claves de esta fase es la predicción, sensación o temor de que suceda algo terrible, una desgracia, la cual muchas veces se hace presente pronto, llenando al paciente de miedos incontenibles e insoslayables. Su mente, anteriormente racional y muy sólida, se torna errática y vulnerable. Este tipo de eventos, más que obedecer a una capacidad sobrenatural de predicción no son sino la manifestación, un tanto inconsciente, de su agudo intelecto y de su portentosa capacidad de observación que, ahora, ya no puede usar en su beneficio personal pero que sigue actuando, inconscientemente y fuera de control. Así, conforme la patología avanza, Medorrhinun se llena de terrores, a lo sobrenatural y a las desgracias. Miedo a los monstruos, a los fantasmas, a las grandes extensiones de agua y sobre todo al mal, al maleficio y a que algo malo suceda pronto, son de lo más característico a la par de multiplicidad de síntomas físicos que, en estas etapas, comienzan a hacerse patentes. Es aquí cuando ya las típicas modalidades de agravación en la montaña y durante el día, con el consiguiente mejoramiento en la noche y a orillas del mar, se puede observar claramente. En sus estados finales observaremos confusión, obnubilación, imbecilidad y locura en estados finales.
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