› JUNIO 2013
Palladium metallicum
Gilberto Quintero Ramírez
Los síntomas únicos se marcan con un asterisco*. Muy semejante a Platina, Ignatia y Pulsatilla, Palladium tiene como clave de su personalidad la imperiosa y perentoria necesidad de adulación y atención.
Las personas Palladium viven muy preocupadas por la opinión que los demás tienen de ellas. Suelen ser, sobre todo, mujeres orgullosas y de porte altivo que gustan de las mejores cosas de la vida: ropa elegante y cara, los mejores muebles y los objetos más finos. Tienen muy buen gusto. Sin embargo, estas mujeres, en lo profundo de su ser viven una gran insatisfacción pues sienten que no poseen todo lo que desean o que lo que tienen no es de la mejor calidad. Este deseo insatisfecho se acentúa ante los demás pues se siente observada y juzgada por los demás. Por ello, constantemente se disculpa ante quienes la rodean por la poca calidad de lo que posee. Necesita la aprobación de los demás. Deseo de aprobación, siendo glamurosa*.
Palladium es una personalidad que se muestra ante la sociedad de forma altiva, encantadora, distinguida y fascinante; uno de sus motores vitales esenciales es la necesidad de llamar la atención desde su estatus y posesiones. Es uno de los medicamentos más útiles para individuos con un materialismo exacerbado, que sustentan su valía en posesiones e imagen. Así, con tal de obtener la adulación, puede caer en toda clase de comportamientos ridículos o extremos sin darse cuenta. Como Veratrum y Lycopodium, presenta una excesiva preocupación por su posición social pues para Palladium la vida social es la clave de su vida: necesita interactuar en sociedad y darse a conocer, por ello gusta de las fiestas elegantes y de codearse con la aristocracia.
Posee una intensa arrogancia, la cual puede compararse con la de Platina o Veratrum; sin embargo, la gran diferencia estriba en que estos otros remedios poseen una altivez activa y agresiva mientras que Palladium la presenta de manera sutil y pasiva: es tal su necesidad de atención y, sobre todo, de que los demás tengan una buena opinión de su persona que, difícilmente, observaremos su naturaleza orgullosa, nadie pensaría que una mujer Palladium se siente superior. La altivez se halla implícita en la constante necesidad de ser incluida, de recibir halagos y de que se le preste atención. Este es uno de los remedios homeopáticos con más expectativas hacia los demás. Detrás de todo esto, encontramos una exacerbada inseguridad emocional combinada con intensas emociones que no pueden ser expresadas con facilidad, todo lo cual genera un severo conflicto interior que se proyecta como una necesidad de atención por parte de quienes le rodean. Desde este conflicto interior se genera también un gran egocentrismo que el propio paciente no logra percibir: piensa que es más valioso y capaz que lo que los demás pudieran pensar. Así, más que aprobación o alabanza, Palladium presenta una verdadera ansia de adulación y lisonja (Vithoulkas). Por esto mismo buscan estar siempre rodeados de mucha gente, los ambientes sociales y la interacción con los demás: esperan secretamente ser admirados, reconocidos y adulados, necesidad básicamente inconsciente que nunca podrán reconocer abiertamente. Sin embargo, si quienes lo rodean no lo adulan de manera constante y clara, se sentirá profundamente herido en su amor propio, desarrollando una sensación de abandono, aducirá que sus seres queridos lo olvidan y que ha sufrido negligencia afectiva por parte de todos. Honor herido con deseo de ser adulado*. Por otro lado, cuando es estimulado por el aprecio y la adulación, sufre una verdadera trasformación: se torna exultante y eufórico, animado y excitado, con gran ánimo y energía. Excitación por entretenimiento social* y excitación que aumenta con la conversación animada*.Posteriormente puede presentar debilidad o cansancio extremo, apatía o vacío mental, sobre todo al anochecer*. Alegre en compañía, pero más tarde exhausto*.
Necesitan ser amados y admirados de una forma verdaderamente patológica, al grado que los demás llegan a la exageración y la mentira (Vithoulkas). Palladium, de manera distintiva, percibe sus cualidades por encima de la realidad, teniendo la certeza de ser más capaz, brillante, carismático o inteligente de lo que en realidad es. Esta sobreapreciación lo conduce inexorablemente a sufrir desprecios, burla o críticas que lo afectan terriblemente, tornándose violento e insultante: Cólera violenta por la mínima ofensa personal (Anac.), lo cual constituye una de las principales diferencias con Pulsatilla. Asimismo, teme que los demás hablen mal de ella (Nux-v y Puls.). La gente Palladium es colérica e intolerante, estalla con gran facilidad, insultando a los demás y empleando las palabras más agresivas o altisonantes: “Maldice y blasfema usando expresiones fuertes y violentas” (Nux vom.). Lenguaje enérgico*. No es dulce ni dócil, como su apariencia pudiera sugerir, de hecho es una persona muy testaruda y parcial, le cuesta mucho empatizar a pesar de intentarlo para ganar aprobación y admiración: Obstinado pero trata de parecer amable*.
Muy vulnerable a las malas noticias y a los eventos deprimentes, lo cual denota su frágil naturaleza emocional a pesar de la imagen que suele transmitir de poseer un carácter fuerte y de gran entereza. Por lo mismo presenta llanto fácil y mejoría por el consuelo, como Pulsatilla. Llanto después de noticias tristes: Carbo-veg., Phos-ac.
De acuerdo al Complete Repertory de van Zandvoort es, junto con Haliaeetus leuco., el remedio con máximo valor (4) en el rubro “Vanidad”, lo cual explica su excesivo deseo de verse bien. Muy preocupado por su apariencia (Ars., Bar-c., Puls.) es otro rubro importante de su patogenesia mental, así como el rubro “Deseo de aprobación”, solo compartido por Blatta y Lyc. Este es uno de los remedios más importantes en las mujeres que tienen serios problemas con el tema de la vejez: se niegan a aceptar el deterioro natural del cuerpo y la pérdida de la belleza. Para ello recurren a toda clase de tratamientos, cirugías y artificios, se rodean de gente mucho más joven y llevan una vida frívola y superficial. Cuando los años hacen estragos en su persona, se aíslan completamente y evitan que otros las vean. Pueden llegar al grado de recurrir al suicidio cuando sienten que han perdido su juventud, belleza y encanto.
W.S. Patrick señala la similitud de la historia de la diosa Pallas Atenea, de donde proviene su nombre, que surgió directamente de la cabeza de su padre, Zeus o Júpiter, y no del útero de su madre como los simples mortales, de ahí el sentimiento de superioridad, pero la cual llegó a sentirse sin valor alguno al perder a sus devotos adoradores. Un síntoma único y muy simbólico es la ilusión de que ha crecido mientras camina o conforme lo hace*, lo cual simboliza la necesidad de avanzar y mostrarse ante la vida y la sociedad para poder crecer en identidad y valía.
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