Boletín Homeopático


JULIO 2010

Trastornos por Etiología mental en Homeopatía. (Primera parte)
Por el Dr. Gilberto Quintero Ramírez

   Uno de los rubros más importantes en el Repertorio, y quizá el más importante de todos, es el de “Trastornos por” del capitulo de Psiquismo o Mentales. En este rubro no solo quedan expresadas la gran mayoría de causas mentales de toda clase de afecciones y patologías del ser humano, sino también la etiología de gran parte de las alteraciones del carácter y la personalidad. Dentro de los rubros de mayor valor jerárquico encontramos los síntomas volitivos, es decir aquellos que atañen a los trastornos de la voluntad, seguidos de aquellos que tienen que ver con la identidad, el juicio y la conciencia, cualidades, todas ellas, netamente humanas. Sin embargo, por su naturaleza clínica, los “trastornos por” pueden llegar a tener más valor sintomatológico en una toma del caso pues son determinantes en la elección del remedio más semejante.

   En Homeopatía, uno de los aspectos más relevantes y significativos después de la semejanza es, sin lugar a duda, la individualidad, tanto del paciente como de la forma en que este se enferma y manifiesta sus síntomas. Por ello, las etiologías, es decir, las causas, son fundamentales. Y las etiologías de naturaleza mental lo son aun más. Las penas, las decepciones amorosas, los celos y la indignación, así como la muerte de un ser querido son circunstancias que usualmente detonan síntomas muy variables e incluso patologías de notable gravedad, como diabetes, migrañas, alergias o afecciones auto inmunes.

   Sin embargo, un error muy común y realmente desastroso, es la elección superficial de alguno de estos subrubros (variantes del síntoma “Trastornos por”), pues muchas veces una misma circunstancia o hecho doloroso puede ser experimentado o vivido de maneras muy distintas en cada persona. El abandono de un padre o el rechazo afectivo por parte de la pareja, puede ser sentido, por diferentes personas, como pena, decepción, indignación, mala noticia o, incluso, injusticia, por citar solo un ejemplo. Y el error más común es interpretarlo desde la visión del propio homeópata, sin corroborar e indagar la del paciente.

   En el presente boletín se presentan los conceptos semiológicos de algunos de estos trastornos, sobre todo de aquellos que, aun revistiendo especial importancia clínica, no suelen ser empleados con la frecuencia necesaria por falta de comprensión en su significado o debido a traducciones difusas.

   Cabe mencionar que en las últimas versiones del Repertorio han aumentado estos rubros, tanto en su número como en la cantidad de medicamentos contenidos, lo cual es de gran ayuda en la práctica homeopática actual. Muchos síntomas como celos, pena, anticipación o cólera, pueden encontrarse como síntomas mentales puros o como trastornos por dichos síntomas. En este sentido es muy importante diferenciar si este es un síntoma más o el origen de casi todos sus padecimientos. Así, no es lo mismo anticipación que trastornos por anticipación, y aunque muchos medicamentos suelen presentarse en ambos rubros, existen otros que son distintivos de uno u otro. Los medicamentos con mayor valor en celos, por ejemplo, son Lachesis y Hyosciamus, mientras que en trastornos por celos encontramos también a Pulsatilla.

   Los trastornos por decepción no deben confundirse con los trastornos por decepción de amor, que implican el amor de pareja. La decepción se refiere a cualquier circunstancia humana que implique sensación de desencanto, desengaño, desilusión y, en algunos casos, de traición, todo ello acompañado de frustración en las expectativas puestas en alguien. La decepción se asemeja a la pena o a la perdida de un ser querido, pero se caracteriza por el cambio radical de la imagen o concepto en que se le tenia a dicha persona. Los trastornos por abuso, síntoma que implica la sensación “de que se han aprovechado del paciente” que lo refiere, poseen algunos subrubros (variantes) de interés, entre ellos, el abuso en el matrimonio y el abuso sexual.

   Los trastornos por anticipación, que se refiere a la preocupación o al agobio excesivo por un suceso futuro, encarnan muchas manifestaciones atribuidas al estrés por parte de la gran mayoría de las personas. Las preocupaciones de los pacientes suelen encuadrarse, en la mayoría de las situaciones, en los trastornos por anticipación, ansiedad o preocupaciones y cuidados.

   Entre los nuevos rubros de las versiones más recientes del Repertorio, encontramos los trastornos por ser desatendido tanto por parte del padre o de la madre, rubro que se refiere a sufrir negligencia por parte de alguno de los progenitores.

   Los trastornos por discordias suelen confundirse con los trastornos por peleas, las discordias implican conflictos entre otras personas, generalmente cercanas al paciente, mientras que las peleas lo implican a él. La dominación como subrubro se refiere al sometimiento por parte de otros hacia la persona del propio paciente, llamando la atención en especial los subrubros referidos a los niños en general, así como el de “largo historial de excesivo control paterno”.

   Llama la atención el rubro de “Trastornos por excitación”, sobre todo en su subrubro, “niños enfermos en ciertos momentos” que se refiere a aquellos niños que se enferman cíclicamente en momentos determinados, como los fines de semanas, vacaciones, cumpleaños o fechas específicas, así como la excitación religiosa o la excitación suprimida. Cabe mencionar que por excitación debemos entender semiológicamente un estado de exaltación reactiva desusada, una exacerbación irritativa y descontrolada ante cualesquier circunstancia. Los trastornos por gozo excesivo nos muestran alternativas medicamentosas al síntoma clásico de Coffea.

   Los trastornos por honor herido deben diferenciarse con claridad de los producidos por indignación, mortificación, desprecio, reprimendas y reproches, todos ellos muy parecidos.

   La humillación, como se mencionó, es el tema central de la mortificación, mientras que la indignación, que es muy semejante, implica también una sensación cólera; ambos síntomas están acompañados de un sentimiento de injusticia.

   Los trastornos por ser despreciado se distinguen por la sensación de haber sido tratado de forma menospreciativa, humillante o injusta. Hay una connotación de rechazo. Y las reprimendas y reproches, que a su vez deben de distinguirse del castigo, son variantes del regaño o la admonición.

   El reproche implica reconvención o amonestación pero con un alto grado de sensación de recriminación, pues recordemos que la clave no estriba en el hecho sino en la percepción subjetiva por parte del paciente. La reprimenda tiene un tono más intenso de corrección y de riña, es percibido como más cercano al castigo, el cual se caracteriza por una sensación de escarmiento o sanción de carácter físico, abusivo o injusto.

   Los trastornos por ser rechazado, por otra parte, se distinguen de los anteriores por carecer de la sensación de oprobio e injusticia, identificándose por una vivencia de abandono o renuencia de aceptación por parte de los demás a un nivel puramente afectivo.
 

 
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