› FEBRERO 2014
Causticum hahnemanni
Por Dr. Gilberto Quintero Ramírez
Como los salmones que nadan contracorriente hasta alcanzar la límpidas fuentes del río, para poder desovar y perpetuar su esencia, Causticum se caracteriza por la búsqueda de la perfección y el orden primordial, con una básica intolerancia a toda imposición e injusticia, mismas que percibe de manera ubicua, incluso en las figuras de autoridad. Entre sus padecimientos físicos encontramos la tendencia a parálisis sobre todo faciales y del lado derecho, los dolores en carne viva, las afecciones en la garganta acompañadas de afonía, la frigidez y los problemas sexuales de variada índole, así como micción involuntaria. Físicamente se les puede reconocer por su mirada intensa y sus rasgos angulosos, suelen ser delgados y con aristas óseas marcadas, emanado siempre a través de su postura un aura de severa sobriedad.
Estos individuos son sensibles pero a la vez reactivos, muy susceptibles a las circunstancias del entorno y con una rápida respuesta, como Nux-v e Ignatia. Sin embargo Causticum reacciona más a nivel intelectual, como lo harían Silicea y Kali carb. Por ello, Causticum es más frío, desapegado y analítico. Son hipersensibles a toda forma de opresión, no soportan las reglas, las jerarquías ni las figuras de autoridad, no obstante no son rebeldes ni agresivos, observan la vida desde una postura estructurada y abstracta: creen, ante todo, en las reglas, pero sustentado todo ello en una tácita pasión contenida. Son extremadamente idealistas. Pero su idealismo es absolutamente lógico, utópico y frío, carente de ilusiones o de fantasía. Es más un cuestionamiento y un llamado al orden que un juego de expectativas, por ello mismo, desde niños se plantean retos y programan su vida en aras de poner orden en aquellas áreas que, a su parecer, carecen del mismo. Pueden llegar a acciones sacrificadas y de gran abnegación pero sin la calidez de otros remedios compasivos. Es por excelencia el luchador de causas perdidas, pues desde pequeño le agobian la pobreza, la marginación, el maltrato a los animales y todas las infamias del mundo.
Desde edades muy tempranas, es uno de los individuos más cuestionadores y litigiosos de la Farmacodinamia, expresa con vehemencia y sin rendirse sus opiniones e ideas, ante la frustración, en sus primeras etapas, se exalta y enciende aún más. Suele ser muy serio y circunspecto, se toma la vida muy a pecho. Las personas que precisan de este remedio siempre están atentos a las relaciones dinámicas y de poder de todo lo que acontece a su alrededor, percibiendo el mínimo desequilibrio social o, incluso, familiar. Son personas que combinan una suerte de profunda inteligencia con aguda observación y acentuada sensibilidad.
El gran problema de Causticum, por su naturaleza escrupulosa y su tendencia a la rigidez emocional, estriba en su dificultad para exonerar emociones y sentimientos, mismos que se acumulan con gran intensidad al ser bloqueados por su excesiva intelectualidad. Por ello suelen tener problemas para contactar con su sexualidad y sus afectos. Percibe con agudeza su entorno y lo cuestiona inevitablemente. La principal característica de Causticum desde niño es su progresiva “alergia” a las injusticias, a todo lo que es ilegal, inmoral, a toda forma de sometimiento y, en especial, de abuso. Pero no se enoja, ni desobedece, simplemente cuestiona una y otra vez, de manera fría, intelectual y expositiva, lo cual genera mucha tensión interior que puede desembocar en parálisis, problemas motores, reacciones alergias o afecciones respiratorias, entre otros muchos problemas.
El niño Causticum puede presentarse como un niño muy serio o incluso amargado, porque como el niño Arsenicum rara vez sonríe, es curioso pero sus intereses suelen centrarse en cuestiones sociales o humanistas. Les perturba mucho ver noticiarios, pero son adictos a ellos (pues en lo más profundo de su ser quieren cambiar al mundo). Causticum y Phosphorus, opuestos a nivel de personalidad, son muy compasivos, pero uno, Phosphorus, es muy emocional, el otro muy intelectual; uno es muy adaptable, el otro, Causticum, difícilmente se adapta.
La mayoría de la gente calificará al individuo Causticum como un pesimista amargado, quejumbroso e insatisfecho. En realidad, la gran mayoría de la gente lo percibirá así como un mecanismo inconsciente de defensa ante sus razonamientos, los cuales son profundos y están sustentados en toda la razón y la lógica más sólidas: siempre es muy desagradable para cualesquiera la demostración reiterativa de lo incorrecto y limitado, pero más desagradable aún es, cuando esta demostración se lleva a cabo con toda la contundencia de la razón. En realidad, Causticum es justo, honrado, alguien que desde su más profunda convicción afirma que el mundo debiera ser equitativo, abogando siempre por el oprimido y denunciando la desigualdad. Estos sujetos suelen apostarle e identificarse con formas políticas igualitarias y, muchas veces, extremas. Quisiera destruir lo incorrecto e imponer un bien absoluto aunque realmente imposible.
Desde edades tempranas se desgastan emocionalmente, siempre están tensos y al borde de la explosión, a punto de perder el control, tienen hiperestimulación del sistema nervioso, son delgados y padecen de insomnio, sobresaltos, pesadillas, cansancio. Buscan organizar grupos o sociedades humanistas o políticas, pero fracasan usualmente porque son malos líderes: carecen de la capacidad de convocatoria que los buenos líderes poseen, esa capacidad de expresar lo que es lo que está mal, pero también proponer soluciones prácticas que se puedan llevar a cabo. Causticum, las más de las veces, se queda instaurado en señalar lo negativo, de una manera tan acre y directa, siempre mostrando la cruda verdad, que difícilmente quedará espacio para la esperanza. Le cuesta ser empático y mirar dentro de sí, tendiendo a ser ferviente e intransigente en sus posturas, tanto, que es fácil que alcance el fanatismo.
Causticum nunca se catalogará a sí mismo como pesimista, sino como alguien que observa la realidad con objetividad. Le lastima ver que hay guerra, que hay injusticia u opresiones de cualquier tipo. El contraste entre lo que es y lo que debería de ser lo desgasta. Son demasiado serios y responsables, cargan agobios desmedidos, y hacia la mitad de sus vidas han enfrentado injusticias y reveses de toda índole y, especialmente, han tenido un afecto muy limitado en su propia familia y de los allegados más entrañables, debido a su naturaleza confrontadora y a su incapacidad de disfrutar y dejarse llevar. Suelen llegar al final de su existencia paralizados a todos los niveles: emocional, intelectual, afectiva y espiritualmente. Es el principal medicamento en la parálisis facial sobre todo cuando es de lateralidad derecha, la cual es característica. En estados más patológicos puede caer en estados de franca rebeldía, convirtiéndose en un anarquista cruel y despiadado, en alguien que termina convirtiéndose en el tirano al que por tanto tiempo ha enfrentado. De manera muy característica, se agrava en los días claros y soleados, mejorando en días neblinosos o húmedos, incluso de sus afecciones respiratorias o de sus problemas reumáticos, lo cual por su afán contradictorio, resume y simboliza la naturaleza opositora y rebelde de su persona.
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