› AGOSTO 2021
La acción de las Altas Potencias
Por Gilberto Quintero Ramírez
A lo largo de la historia de la Homeopatía se ha podido observar que, a pesar de los diferentes enfoques del concepto mismo de la semejanza, la acción curativa de nuestra terapéutica sigue manifestándose. Así, aunque existen diferentes filosofías y formas de encarar y definir lo que es homeopático y semejante, los pacientes siguen evolucionando. Lo que nos lleva a concluir que hay diferentes perspectivas para prescribir de acuerdo a los síntomas, rasgos y signos de cada enfermo. Del mismo modo, se ha podido observar que distintos homeópatas prescriben con distintas potencias, algunos emplean exclusivamente potencias bajas mientras que otros sólo utilizan potencias altas o muy altas. La conclusión es la misma, es la semejanza, en sus múltiples acepciones lo que finalmente lleva a la curación. Sin embargo, sí hay una diferencia notable y esencial en el empleo de las potencias más elevadas, ya que éstas acceden a los niveles más profundos no sólo de la pisque humana, sino de la propia condición de la persona. Así, aunque las potencias bajas actúan a nivel esencialmente físico, como las sales de Schüssler que son esencialmente tisulares por su potenciación tan baja, la acción en los diferentes planos constituyentes del ser humano puede verse modificada por el tipo de medicamento, su profundidad y el grado de semejanza con el que se haya prescrito. Hay otros autores que mencionan que todas las potencias pueden actuar tanto a nivel físico como mental, no obstante, la diferencia estriba en la forma en cómo actúan y desde dónde. Así, las potencias bajas actuaran desde lo tisular, es decir, desde las células y los tejidos, impactando incluso la conducta y el estado de ánimo; en cambio, las potencias medias, actúan más desde y sobre las funciones propias del organismo, mientras que las altas potencias impactan la homeostasis, los mecanismos de autorregulación, el sustento genético y la dinámica mental profunda desde las áreas más esenciales de la persona, incluyendo su historia. La acción de las altas potencias es así es más profunda y más mental. Sin embargo, cuando se habla de acción mental es preciso subrayar que esta misma presenta niveles diferentes de manifestación en el ser humano, pues en potencias alrededor de la 200c la acción mental es más simple, alrededor de la 10Mc es más a nivel de la personalidad, y las muy altas potencias actuarán a nivel de la esencia humana. La esfera mental simple debe diferenciarse de la personalidad y de la esencia del paciente por ser de naturaleza transitoria y fragmentaria. Es decir, por mentales simples podemos entender aquellos síntomas emocionales, afectivos, intelectuales o volitivos de carácter pasajero. La personalidad en cambio se estructura en una imagen coherente e histórica, conformando no solo estados de ánimo pasajeros sino la descripción viva de un ser humano, nos remite a una coherencia y congruencia no sólo sintomatológica sino existencial; es una descripción viva del individuo. Mientras esta imagen se nos torne más distintiva e individual, a la vez que los diferentes síntomas, signos y rasgos se expliquen entre si con mayor claridad podremos prescribir potencias más elevadas. La personalidad homeopática es uno de los conceptos más distintivos de la Homeopatía, y es ahí donde esta alcanza sus efectos más notables y elevados: La optimización de las potencialidades latentes y el catalizar el impulso de trascendencia individual. Dado que ningún ser humano puede estar completa y absolutamente sano, desde la perspectiva homeopática, siempre se habla del individuo relativamente sano. Este mismo concepto puede invertirse, y hablarse entonces del individuo relativamente enfermo. Es decir, no importa cuán bien estemos, siempre podemos estar mejor. El ser humano, conciente y poseedor de libre albedrío, tiene que pagar la factura por estas cualidades únicas, mismas que son la insatisfacción vital y la imperfección. Pero desde imperfección tiene la Homeopatía uno de los campos de acción más vastos y potencialmente fructíferos. El poder de activar todos los procesos de maduración interior, de plenitud e integración. Así, en el tratamiento homeopático de la personalidad, es posible sanar todas aquellas limitaciones psicológicas y personales que, a la larga, constituyen la raíz de toda enfermedad.
El tratamiento a nivel de la esencia humana de la persona por parte de la Homeopatía, no es sino una continuación lógica del tratamiento de la personalidad, tanto en su metodología como en sus fines y es uno de los aspectos más complejos y elusivos de entender en su profundidad. Es a este nivel donde es preciso el empleo de potencias mucho más altas, incluyendo no sólo la 50Mc sino incluso las potencias más elevadas de la 100Mc. Si el tratamiento de la personalidad trabaja precisamente con todo aquello que conforma el interior de la persona, el tratamiento de la esencia humana más allá todavía, al terreno de lo transpersonal, de lo que esta fuera de la persona pero que de algún modo la determina e influye sobre su naturaleza y manifestaciones. Si el tratamiento de la personalidad sana y equilibra los mapas mentales profundos donde se cimientan las conductas y las motivaciones, el tratamiento de la esencia humana lo optimiza y trasciende. Sin embargo, para acceder a este nivel de conocimiento, tanto por parte del propio paciente como por parte de su terapeuta homeópata, se precisa un trabajo previo muy sólido y continuado, donde se sinergizan los alcances de las terapias psicológicas, de autoconocimiento y desarrollo personal con los poderes sutiles, pero inmensamente profundos de la Homeopatía. Por lo general, no se accede a este nivel de manera directa, sino recorriendo minuciosamente y con gran constancia los dos anteriores. Así, las más de las veces este nivel de prescripción será el resultado de una sinergia reiterativa y muy elaborada de terapia psicológica, trabajo de autoconocimiento y seguimiento homeopático. Por ello es el conocimiento de los síntomas del paciente el que nos abre la puerta al descubrimiento de sus rasgos personales, y estos mismos, con trabajo dedicado y atenta observación, nos han de revelar el ser humano esencial y transtemporal que se esconde en hoy del paciente. No podemos iniciar un tratamiento con estas potencias tan elevadas en una primera instancia, pero tampoco debemos de temer su empleo ni catalogar estas potencias como peligrosas o inactivas. La Homeopatía nos invita al continuo crecimiento en todos los ámbitos de nuestra humanidad y todavía tiene mucho que ofrecernos.
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