› DICIEMBRE 2003
ELEMENTOS DE MATERIA MEDICA Y COMPARADA I: AMOR Y ENAMORAMIENTO.
Por el Dr. Gilberto Quintero Ramírez (Autor de "Tratado de Síntomas únicos y Líderes "Anemia y homeopatía", "Diabetes Melitus" y "Reparemos el Sistema Inmunológico")
El amor, de manera ideal y romántica, es la fuerza cohesiva por excelencia, el sentimiento mas puro y elevado, es el motor fundamental de los seres humanos así como la fuerza curativa por excelencia. Sin embargo, la mayor parte de la humanidad ama de una manera parcial o condicionada, esperando de más o endeudándose, ama por culpa o no se siente merecedora del amor verdadero, confundiendo el amor con el servilismo y quedándose atrapada en lealtades difusas a merced del control de otros. Cada una de las personalidades homeopáticas exhibe en su manera de amar sus limitaciones individuales y peculiares, pero también a partir de su impulso afectivo puede trascender su propia naturaleza egoísta y limitada, y acceder a la más plena libertad mediante la cual puede recuperar la más elevada fidelidad: a su propio crecimiento y madurez, como diría Hahnemann, a los más altos fines de su existencia.
Natrum muriaticum ama de manera condicionada porque sólo ese amor conoció desde pequeño, para él amor es una fuerza para estructurar al individuo en un marco social estable. El amor de Natrum es culposo por esencia y no nutre a quienes lo reciben, contagia de pena y vacío a quienes están a su alrededor. Pero aún es el de Staphysagria, un amor vacuo y falso, encaminado a la manipulación y a la obtención de amar, asfixia y transmite culpa, y con ello logra desembarazarse de su responsabilidad vital, serán sus "seres queridos" los que tengan que dirigirla al sendero de la existencia, llevando a cuestas todas sus pesadas cargas y con el deber de hacerlo felizmente.
Staphysagria y Natrum muriaticum, como Antimonium crudum e Ignatia, se enamoran de lo imposible, de lo inalcanzable.
Staphysagria lo hace porque siente que no merece el amor verdadero, escoge a aquellas personas que le impedirán crecer en la vida y la bloquearán sistemáticamente, lo cual en realidad es algo que busca voluntariamente, prefiere justificar su falta de crecimiento y madurez culpando a los demás que confrontando sus propios temores. Prefiere sufrir que enfrentar cobardía. En su afán de ser la víctima perfecta se enamora de personas que infaliblemente lo rechazarán, inconscientemente lo sabe y se siente atraído por ellas porque en el fondo lo único que desea es seguir sufriendo, sólo el dolor lo engrandece y lo define, pues en algún momento de su pasado -al anclarse en la pena crónica- Natrum sustituyó el bien por la ausencia del bien, el amor por la falta de amor.
Antimonium crudum se enamora del amor, idealizándolo y tornándolo etéreo e intangible, es la única persona que vive amores perfectos, los cuales son inexistentes. Su amor es intenso apasionado, rebozante y lleno de poesía y belleza, lo mueve en la vida e impregna cada una de sus células, matiza todos sus actos y está presente en cada instante de su vida, de tan perfecto es contagioso e inspirador... pero es irreal. Antimonium está enamorado de un ideal, su amor es platónico y utópico, por eso se aleja de la mujer o del hombre que ama, teme que se rompa el encanto y que la realidad destruya la perfección de su impoluta construcción. Ignatia se enamora de quien no debe, de personas casadas o comprometidas, de gente que no la quiere, pero a diferencia de Natrum ella hace posible lo imposible mediante su arrolladora intensidad pues su pasión desbordante es convincente e hipnótica. El enamoramiento de Ignatia es tan intenso como ciego, y por lo general sólo la conduce a pérdidas y decepciones, lo cual lejos de sanarla o hacerla más consciente la torna mas impulsiva y obstinada en sus afectos.
Phosphorus es capaz de amar a todo el mundo con gran intensidad, identificándose plenamente con quién está a su lado. Es amigo de todos y su amor es incondicional y cálido. Sin embargo este amor carece de límites y estructura, por ello estos individuos suelen ser mejores amigos que parejas, les cuesta mucho compremeterse y limitar las fluidez de sus afectos a una sola persona. El amor de Phosphorus es muy intenso pero no hecha raíces con facilidad, se queda en el enamoramiento y en la ensoñación, evadiendo el compromiso del amor verdadero que muchas veces implica crisis y sufrimiento.
Pulsatilla también prefiere el enamoramiento idealista y lúdico al amor confrontador y responsable, se enamora fácilmente y aunque puede decepcionarse innumerables veces de aquellos a quienes ama, jamás se decepciona del amor. Para este tipo de personas la clave no radica en a quién ama sino quiénes las aman, so avariciosas de afecto y esta necesidad las puede llevar a al dependencia, la frivolidad e incluso a la pérdida de su identidad (Pulsatilla es tan adaptable para conseguir afecto que puede perderse a sí misma).
Lycopodium no puede amar realmente porque está tremendamente solo, el mundo para él se divide en superiores e inferiores, no tiene iguales. La esencia de esta personalidad es la impotencia a todos los niveles, incluyendo la impotencia afectiva además de la volitiva, la intelectual y la metabólica. Lycopodium no puede amar porque esta resentido con el género humano, es el remedio más suspicaz de la materia medica. Generalmente, cuando aparenta amar lo hace en pos del control de los demás. Es alérgico al amor verdadero, por ello las demostraciones abiertas de afecto, como la sincera gratitud, lo afectan profundamente llegando a producirle un intenso llanto: No está emocionado, está desconcertado y perturbado.
El amor de Nux vomica suele ser primitivo e instintivo, esta sustentando en la posesividad y en la competencia. Nux en realidad ama más el rato que a la persona y una vez que tiene la certeza de la conquista buscará otros horizontes. Su amor no es responsable sino impulsivo y hedonista. Es uno de los individuos más celosos de la Materia Medica pues considerada de su posesión incapaz de otorgarles una propia individualidad y aceptar que puedan tener motivaciones y perspectivas diferentes a las suyas, los considera una prolongación de si mismo, una posesión preciada a la cual debe cuidar y mantener. Del mismo modo, Lachesis es otro remedio cuya personalidad que al intentar amar se queda en los celos, los cuales en este caso están sustentados en una total desconfianza, Lachesis no puede amar porque debido a sus profundos bloqueos y represiones es incapaz de percibir su realidad circundante, no ve a los demás en lo absoluto, por ello inventa una realidad neurótica e inestable, agrede y lastima a quienes debiera nutrir, envenena con el afiliado estilete de sus palabras la ya imposible armonía familiar.
Sulphur no ama a nadie porque él no conoce el dolor, en su evasión es el ser más feliz, y el amor verdadero -como el hecho de crecer y madurar- duele inevitablemente.
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