Boletín Homeopático


AGOSTO 2010

Sepia officinalis (Segunda parte)
Por el Dr. Gilberto Quintero Ramírez

   Sepia, más allá de las palabras, en estado de equilibrio refleja los potenciales más trascendentes y fascinantes de la esencia femenina. Las mujeres Sepia en relativa armonía son portadoras de una increíble fuerza sanadora, voceras de la Naturaleza y herederas de la madre Tierra. Esta mujer es intuitiva, artística, creativa, madura y dueña de si misma, poseedora de un gran encanto y de una belleza intangible, además de ser profunda, compasiva y verdaderamente sabia. Desde niñas, se caracterizan por un magnetismo sin igual, así como por un carisma impactante y transmutador. Son plenas y nutricias, con el singular poder de hacer que todo lo que tocan fructifique: Por lo mismo son independientes y seguras al grado de perturbar a los demás, sumamente confrontadoras y cuestionadoras aun sin proponérselo, y funcionan en un nivel que muy poca gente, en especial los varones, pueden comprender. Más que depositaria de la magia, es la encarnación de la misma.

   Cuando se enferman, sin embargo, tienden a la descompensación en su grado máximo, a los desórdenes físicos y mentales más profundos y graves, a una cronicidad instaurada y destructiva, y a la perversión y destrucción de todos los afectos. Sepia es uno de los medicamentos homeopáticos más depresivos y encarna uno de los estados de mayor estancamiento emocional, comparable a los que podemos observar en Aurum o Hippomane; en Sepia, no obstante, esta depresión es típicamente femenina. Es además uno de los remedios homeopáticos con mayor presencia de deterioro y patología hepática, sobre todo en mujeres (Magnesia muriática), trastornos extremos a nivel del retorno venoso y afecciones hormonales verdaderamente graves. Sepia, a diferencia de lo que muchos podrían pensar, es uno de los medicamentos más degenerativos y destructivos: Más allá de la congestión portal, de la depresión creciente y del cloasma, es un remedio de afecciones auto inmunes, insuficiencias orgánicas y graves desequilibrios sistémicos y hormonales. Este medicamento refleja una falla creciente que llega a invadir y a nulificar la totalidad del organismo humano, falla cuyo origen se remonta a la fuerza reprimida, a la contención del poder femenino y a la supresión de la energía más creativa y sanadora. Como Lachesis, encarna una implosión desmesurada, una introyección maligna de la fuerza más constructiva y creativa. Así, no cualquier mujer puede realmente caer en Sepia: Solo las mujeres más poderosas y plenas, si son suprimidas y aniquiladas desde su esencia llegarán a estos estados de devastadora ruina interior, pues lo que constituye la esencia de la destructividad de Sepia es la desviación y la perversión de sus propias energías.

   Sin embargo, algo de suma importancia es el hecho de que no todas las pacientes que necesitan este remedio muestran tal grado de detrimento y patología. El deterioro de Sepia se caracteriza por ser paulatino y creciente, tórpido y gradual. La aparición y el desarrollo de los síntomas floridos de la patogenesia suele implicar muchos años en este tipo de enfermas. Así, en las primeras fases puede ser difícil el diagnóstico de este estado homeopático, pues los síntomas son muy sutiles y no es manifiesta todavía la extrema implosión y la anulación vital que le caracterizan. Uno de los puntos más importantes de este medicamento es su capacidad de integración de todo el potencial femenino cuando se prescribe en etapas iniciales, cuya clave de detección y diagnóstico está sustentada en la pérdida progresiva del carisma, la intuición y los poderes constructivos y sanadores propios de la mujer. Muchas mujeres creativas, integradoras y líderes tienden a comenzar su declive hacia la sintomatología más severa de Sepia a partir de verse involucradas en entornos altamente machistas y represivos, en los cuales, poco a poco, pierden contacto con su propia esencia e identidad. Cuando estas mujeres se sienten culpables o inadecuadas, cuando tienen que enfrentar la ambivalencia y la frivolidad del mundo moderno, cuando les invade la frustración y el desencanto de la vida cotidiana y, especialmente, al volverse vulnerables al entregar su amor, es entonces, cuando comienzan a perder contacto con su mágico mundo interior. No todas las mujeres tienen el potencial creativo y transformador que tienen las mujeres de este medicamento, pero sí todas las mujeres, por naturaleza, poseen una fuerza creadora y nutricia, la capacidad de engendrar no solo hijos y de dar vida en múltiples niveles. Cuando se pierde contacto con esta potencialidad, cualesquier mujer puede comenzar a declinar hacia un estado similar al de Sepia patológica. Una de las trampas sociales más severas y negativamente eficaces es la incorporación y la contaminación de culpa, moralidad represiva, endeudamiento y racionalismo excesivo en la mente femenina. De alguna manera inconsciente y atávica, la sociedad moderna, altamente machista, anquilosada y hedonista al grado de la destrucción ecológica masiva, pugna y propugna para que las mujeres pierdan contacto, lo más pronto posible, con su propia condición interior. Así, el uso desmesurado de la figura femenina como objeto sexual, la propaganda consumista encubierta en modas, la hipersexualidad de los medios, la homogeneización del ser humano y la proliferación tecnológica tendiente a la inmovilización casi paralítica de la fuerza humana a través de la dependencia y la evasión, no son solamente manifestaciones del machismo y la inconsciencia humanas, ni están únicamente encaminadas a la satisfacción de las falsas necesidades, sino que de una manera engañosa e inconsciente, buscan la confusión y la pérdida de contacto de la Mujer con su propia identidad.

   Algunas de las alarmas distintivas de la progresión de cualquier mujer hacia este estado son, entre otras muchas, la pérdida del brillo femenino y del atractivo esencial, todo lo cual nada tiene que ver con el culto exagerado de las formas femeninas ni con el temor a la vejez y a la muerte disfrazados tras el culto al maquillaje y a las técnicas rejuvenecedoras. La pérdida de la conciencia y la individualidad, la disminución de las facultades artísticas individuales, la anulación de la lucha por si misma y, sobre todo, la pérdida voluntaria de la conciencia de su estado, son rasgos indicativos y diagnósticos de Sepia. La patología más espeluznante de Sepia queda simbolizada en la cotidianidad doméstica, restrictiva y asfixiante, en la cual terminan transformándose los poderes más sublimes de la mujer.
 

 
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