Boletín Homeopático


ABRIL 2014

China officinalis
Por Gilberto Quintero Ramírez

  China officinalis, la corteza del árbol de la Cinchona o Quino, que era utilizada por las culturas precolombinas de Perú y Ecuador como medicina, es el medicamento homeopático más antiguo de nuestra Materia Medica al ser el primero que experimentó Hahnamenn, y a partir del cual pudo descubrir y desentrañar los profundos principios naturales que sustentan la Homeopatía. Las grandes características de China son los trastornos a partir de la pérdida de fluidos (hemorragias, diarreas, vómitos, transpiraciones profusas, lactancia, todo ello de naturaleza prolongada o crónica), la debilidad extrema y la naturaleza periódica de los síntomas. Asimismo, los individuos que precisan este remedio suelen ser muy sensibles e intolerantes, reactivos y depresivos, todo lo toman a mal o como si fuera una agresión. China es una de las personalidades más sensibles y vulnerables, en todos los sentidos. Por ello mismo puede llegar a ser en extremo crítica, temperamental e intransigente, pero sin ánimo beligerante o afán de transformar su entorno, sino evitando la confrontación.

  La gente China posee una de las naturalezas más sutiles y etéreas de la Farmacodinamia, por lo que todas las circunstancias densas y ásperas de la vida pueden llegar a afectarla profundamente, llegando a aislarse de todo contacto humano o a desarrollar verdaderos impulsos de autodestrucción, donde es fácil que se deje morir. Por ello, en sus estados de desequilibrio, a pesar de sentirse tan cansado o, incluso, exhausto, este sujeto posee también una imaginación vívida y desbordante que muchas veces lo agota aún más, impidiéndole descansar y conciliar el sueño. Durante las noches no puede dormir pues evoca toda clase de hazañas y actos extraordinarios potenciales que lo excitan. Igualmente, dada su extrema sensibilidad, como Phosphorus, puede percibir el tono emocional de los demás, llegando a vivir experiencias psíquicas, como clarividencia.

  China es una personalidad fundamentalmente femenina. Muchas personas que corresponden a este medicamento son enigmáticas y misteriosas, expresan muy poco y a muy pocos lo que sienten –aunque su vida emocional es rica y muy intensa–, se guardan las cosas para sí y son prudentes y cautas. Por su misma sensibilidad y sutileza es creativa y artística. Junto con Ignatia y Silicea conforman el trío de los remedios más refinados, aquellos que son capaces de percibir con más nitidez y sensibilidad, y de manera relativamente innata, lo que es sublime y bello, diferenciándolo de lo que es rudo, tosco y grosero. China, además, se caracteriza y se define por la sutileza. Su refinamiento es una suerte de intolerancia a todo lo que es denso y pesado de la vida: suelen ser mujeres que tienden a desconectarse del mundo y de sus manifestaciones más áridas y ríspidas, su expresión artística tiende a lo conceptual, a la poesía y la pintura, pero con grandes dosis de espiritualidad, misticismo y simbolismo. Tanto Santa Teresa de Ávila como la poetisa norteamericana Emily Dickinson pueden ser descritas como mujeres China. Los rasgos físicos son delgados y angostos, suelen ser personas pálidas y de mirada lánguida, pero muy profunda.

  En cierta manera, los individuos China tienen una parte de su ser conectado al mundo real y otra al de lo espiritual, de lo intangible e incorpóreo. Dependiendo de dónde se encuentre el acento, podemos hallar diferentes tipos de China. La gente con una mayor conexión al mundo terrenal, las personalidades China más objetivas, suelen ser muy artísticas, tratándose especialmente de mujeres con gran carisma, gracia y encanto, pero también con una gran renuencia a sociabilizar, lo cual siempre es un rasgo distintivo del medicamento. La obra creativa de China suele ser muy compleja, conceptual y a la vez sutil, generando que no todos puedan comprenderla. La gran mayoría de artistas China son escritores, cuya prosa no es fácil de desentrañar o aprecia, algunos otros (como Remedios Varo) pintores, con obras cargadas de simbolismo y significado, y otras pocas pueden llegar, incluso, a ser actrices.
Un segundo tipo de China, con mayor contacto con el mundo psíquico o espiritual, será identificada como una persona mística o vidente (o ambas cosas). Este tipo de pacientes tienen una verdadera vocación espiritual y una inusitada habilidad filosófica, así como una extraordinaria percepción de las manifestaciones transpersonales y espirituales, a la par de una completa “alergia” a los aspectos más densos y mundanos de la existencia cotidiana, necesitando aún más vivir apartados de lo frívolo y superficial, lo cual puede llegar a saturarlos al grado de la enfermedad. Muchas personas de naturaleza religiosa contemplativa suelen pertenecer a esta clase de China, llegando como Sulphur a olvidarse de sus necesidades físicas más básicas. A su vez, frecuentemente experimentarán percepciones y visiones que la gente común no percibe bajo circunstancia alguna. Estas revelaciones o manifestaciones psíquicas son extremadamente difíciles de explicar bajo una perspectiva racional, además que difícilmente serán compartidas o expresadas. En la mayoría de los casos este tipo de eventos no generarán ansiedad ni miedo en la persona China, pero sí suelen agotarlo extraordinariamente. En ciertos casos, pueden observarse facultades sanadoras y altamente empáticas.
El tercer tipo de China está tan desconectado con el mundo real y tangible que puede ser fácilmente confundido con un enfermo mental, ya que sus percepciones son más agudas y se presentan a costa de una verdadera incapacidad de entender y contender con la realidad circundante. Este tipo de pacientes se aísla aún más de su entorno, evitando incluso a sus propios seres queridos; su comportamiento es errático e incomprensible, así como es todavía mucho más intolerante y crítico, desarrollando una gran habilidad para herir los sentimientos de los demás. Se torna quisquilloso y muy evasivo y fantasioso, perdiéndose en pensamientos tontos sobre todo por la noche, durante la cual se acentúan sus temores, sobre todo a los animales (especialmente a los perros). Es en esta etapa cuando también puede presentar un sinnúmero de afecciones digestivas y metabólicas, sobre todo problemas de absorción, con diarreas fáciles y frecuentes. Se adelgaza y se avejenta notablemente.
Entre los rasgos especiales del remedio, en todas sus facetas, encontramos la aversión al contacto con la gente: no le gusta ser tocado por otras personas, es muy sensible a las voces, movimientos y aromas de las personas, las multitudes lo afectan, alteran y agotan. Todas las cosas pierden su atractivo y comienza a desarrollar pensamientos y deseos de muerte, con impulsos nocturnos de saltar de su cama y destruirse, pero sin la fuerza física ni el valor emocional para hacerlo. La gente China, opuesta en extremo a personalidades como Ignatia o Nux vomica, es desde edades muy tempranas solitaria, melancólica y reacia a todo lo intenso de la vida: alimentos, experiencias y personas; como si su constitución no hubiera terminado de encarnarse en su naturaleza física y anhelara continuamente volver a difundirse en la vastedad del universo.
 

 
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