› JUNIO 2004
NUEVOS MEDICAMENTOS DE LA PERSONALIDAD VIII: APIS MELLIFICA
Por el Dr. Gilberto Quintero Ramírez (Autor del libro "Reparemos el Sistema Inmunológico")
(Los síntomas únicos se marcan con un asterisco*) A nivel de su personalidad, Apis es básicamente femenina y se asemeja en muchos aspectos a Magnesia muriática. Ambas son muy responsables y tenaces, creativas y constructivas, mujeres que se distinguen por ser altruistas, propositivas, sensatas y sobre todo industriosas y con un alto sentido comunitario y de responsabilidad. La gran diferencia radica en que Apis es mucho más intensa, apasionada e independiente (“vuela y se eleva”) mientras que Magnesia muriática de la cual se hablara en el próximo boletín es mas conservadora y convencional. Si el símbolo de Apis es la abeja, el de Magnesia muriática es entonces la hormiga.
Apis tiene dos facetas principales, una equilibrada y muy asertiva (como Sepia); la otra, apática, reactiva y posesiva. En ambas suele observarse la tendencia a la actividad incesante.
Apis es una personalidad básicamente femenina y sus atributos principales son la intensidad, la responsabilidad, la creatividad y un sentido innato de orden y armonía, así como un impulso sutil pero constante de trascendencia. Las mujeres Apis más estables se caracterizan por un elevado sentido de responsabilidad (Magnesia muriática), son muy celosas, aunque en este caso, más que nada, de su deber. Apis no sólo es una mujer muy responsable y madura, comprometida plenamente con aquello que ha decidido o encarado, sino que además tiene la capacidad de intuir lo que cada quien puede y debe hacer, y suele transmitirlo con gran naturalidad, espontaneidad y transparencia. Cualesquiera que sea la empresa a la cual se comprometa, intentará a toda costa dar lo mejor de sí, y evitará la mediocridad buscando la excelencia en todos los niveles. Es una mujer intensa e incluso demandante, de afectos desbordantes, apasionada en todos los sentidos de su vida. Lo da todo pero también lo pide todo.
De manera peculiar, y a diferencia de Ignatia, Apis no se siente atraída por empresas de orden financiero o social, no es ambiciosa en el sentido material a pesar de ser muy carismática y magnética, mas que buscar hacer dinero buscara “hacer una familia”; su gran empresa, en primera instancia, es la relación de pareja, la cual se tomará siempre muy en serio (Apis sana es muy fiel y estable). Para estas mujeres es muy importante tener pareja así como el poder expresar y vivir plenamente su sexualidad, en el fondo intuyen el poder transformador y constructivo de la energía sexual (por ello, como Conium maculatum, se transforma mucho cuando se mantienen célibes, quedan viudas o, sobre todo, cuando no logran contactar y transmitir todo lo que para ellas implica una relación afectiva, cuando sus parejas masculinas rehuyen el impulso evolutivo que les ofrecen). Son mujeres que lo dan todo por sus esposos y su familia, madres abnegadas pero con un gran sentido de trascendencia (a diferencia de Staphysagria). Mujeres agradables que no suelen ser extraordinariamente hermosas, pero muy gratas, bonitas, juveniles, poseen una alegría radiante que contagia, son afables, creativas, con gran sentido estético y nutricio. Emana sexualidad. Como la abeja fabricadora de miel, la mujer Apis, se eleva, trabaja en equipo y es capaz de transmutar lo que rodea para hacerlo nutricio y dulce, siempre fiel a su familia y a su comunidad y a la tarea que le ha legado la vida.
En estado de relativo equilibrio, Apis es muy sensible y perceptiva, tiene un gran sentido del humor y una extraordinaria capacidad para relacionarse (no le gusta estar siempre sola, siempre mejor acompañada), todos la consideran una excelente compañía y una muy buena amiga, no sólo sabe escuchar con atención y respeto sino que además tiene la capacidad de vislumbrar soluciones prácticas. Apis transmite, como Phosphorus, esperanza y ánimo, pero también es muy cuestionadora y crítica, aunque en esta etapa todavía lo hace con gran tacto y sutileza pues puede percibir la esencia de los problemas de quienes le rodean. Tiene la facultad de ubicar a cada quien en su lugar preciso en el orden del mundo.
Sin embargo, en la mayoría de los casos, su sentido de la responsabilidad las lleva a hacer más de lo que pueden. La gente que las rodea suele depositar en ellas grandes responsabilidades a sabiendas de su óptima respuesta, todo lo hacen bien, son innovadoras, creativas y ordenadas, además de tener gran capacidad de improvisar y resolver problemas sobre la marcha. La clave de su patología se origina en el inevitable afán de hacer lo que se tiene que hacer, aunque les corresponda a otros son mujeres que a pesar de su chispeante carácter, en el fondo se toman muy en serio la vida y sus responsabilidades implícitas, lo cual conlleva a un desgaste creciente y a una cínica apatía por parte de quien ven en ellas la ubicua solución a todos los problemas. Nadie se preocupa por buscar soluciones porque Apis lo resuelve todo. Es en esta etapa cuando desarrolla el impulso obsesivo por trabajar, pues de esta manera se desconecta del mundo que no la entiende ni apoya. Sustituye la laboriosidad transmutadora en sus relaciones y en su vida por simple trabajo. Presenta apatía, intolerancia o celos, pues en el fondo no comprende cómo los demás no responden ante la vida como lo hace ella.
Apis no puede evitar el trabajar, pues su esencia es el impulso de hacer, la incansable laboriosidad hasta desfallecer. Con el tiempo se torna distraída, torpe, agobiada e indiferente (se ríe del infortunio*). Apis pierde su capacidad de contactar con el entorno. La tristeza de Apis es muy característica, alterna con inquietud*, o se acompaña de llanto (llora día y noche*, sin causa aparente, llora por todo* o incluso dormida), pero lo más notable de esta etapa de deterioro es la negación y el bloqueo que presentan estas mujeres, como si retuvieran también el liquido emocional que debería fluir; siguen siendo muy industriosas pero de manera infructuosa o sin poder terminar nada de lo que inician, posponen todo, se tornan inconstantes, indolentes o indiferentes. Desarrolla entonces uno de los celos mas enfermizos de la Materia Medica, asfixiantes y destructivos (celos en mujeres*), sin explicación ni control, contradice y anula a su familia, a la que ya no puede entender. En su negación, simula alegría aún cuando se siente desgraciada*, presenta un comportamiento tonto o infantil que contrasta con su innata madurez y sabiduría, se vuelve obstinada y suele presentar impulsos sexuales extremos e incontrolables (ninfomanía o manía erótica), así como una tremenda agresividad. Al final pierde el control de su voluntad, negando sentirse mal (dice que está bien cuando en realidad esta muy enferma, como Árnica). En su deterioro, Apis se vuelve no solo agresiva y controladora, sino también destructiva, maniaca, con rabia furiosa y crítica ponzoñosa. Como la abeja, la inoculación de su veneno implica su final, el cual hace ya tiempo que presiente.
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