› FEBRERO 2016
Mercurius vivus
Por Gilberto Quintero Ramírez
La esencia de este gran policresto, trasgresor y destructivo, es la inestabilidad, la falta de definición de su propio ser y personalidad, lo cual lo hace a la vez uno de los individuos más vulnerables de la Materia Medica así como uno de los más alienados, con una total dificultad para relacionarse e integrarse a su entorno, sobre todo a los demás. Los sujetos Mercurius son destructivos por naturaleza, desde pequeños manifiestan una dualidad sifilítica fundamental: todo los destruye y a todo destruyen. Asimismo, se caracterizan por una extrema vulnerabilidad; junto con Arsenicum, Aurum metallicum y Syphilinum, Mercurius es por ejemplo el bebé más enfermizo y con afecciones más graves, un niño muy frágil en su salud y con una personalidad francamente extraña, pero también es un adulto inestable, enfermo y asocial o incluso psicópata o sociópata, así como un anciano con un muy grave deterioro y gran sufrimiento; como Arsenicum, suelen nacer con alergias e intolerancias alimenticias de todo tipo. Los bebés Mercurius suelen padecer infecciones recurrentes o continuas, muy extremas y desgastantes. A nivel agudo, y durante toda su infancia y adolescencia, presenta los cuadros infecciosos más nefastos: este es el principal medicamento en infecciones anaerobias, corrosivas, destructivas de los tejidos, con lesiones y secreciones negruzcas y fétidas (como Anthracinum). Muchos sujetos correspondientes a este remedio, que de pequeños sufrieron cuadros severos que pusieron sus vidas en peligro, pueden “sanar espontáneamente” y volverse más resistentes en apariencia. En realidad, el miasma sifilítico adquiere otra modulación, el individuo se vuelve más destructivo y menos sensible, seguirá enfermándose con frecuencia pero ya no en forma grave y de una manera más intermitente. A partir de esta etapa puede desarrollar dos actitudes diferentes: por una parte puede desarrollar un afán destructivo creciente y a veces inconsciente, el cual suele caracterizarse por carecer de placer así como de remordimiento ante la acción destructiva, hay fríos deseos de matar o matarse, impulsos inexplicables de dañar cosas y lastimar animales. Mercurius es el único remedio que desea matar a otros porque se siente triste, es de los pocos suicidas que mejoran por el llanto. Una de las claves fundamentales para distinguir Mercurius de otros medicamentos destructivos es su linealidad y frialdad, estos individuos carecen de todo remordimiento o conciencia moral, por lo cual pueden llegar a ser extremadamente malévolos y dañinos, presentándose como sicarios, criminales a sueldo y asesinos despiadados; por otro lado, su otra gran característica es la ausencia de placer por el daño infligido a los demás o a lo que lo rodea. Es cierto que desde bebés pueden tener el impulso de destrucción (muerden, arañan, golpean, etc.) pero con el tiempo suelen volverse cada vez más sutiles y fríos, como si planearan la maldad. Detrás de estos actos dañinos lo que encontramos realmente es una profunda sensación de desconexión con toda la realidad, una alienación o sensación de ser un paria, de estar fuera de todo contexto humano. Así, Mercurius se siente excluido, incapaz de conectarse y vincularse realmente con otros seres humanos, incluyendo sus seres más cercanos. Esta sensación, que trasunta asimismo la vulnerabilidad existencial del individuo, puede manifestarse también como abandono, ansiedad lejos de su casa, quejas de todo y de todos los que lo rodean, así como en un impulso revolucionario y anárquico. Esta desconexión existencial es una suerte de separación o falta de integración a todo lo que se considera fundamentalmente humano, por eso no siempre se observan impulsos de maldad y en ocasiones sólo se encuentra en estos pacientes un voraz e inexplicable sentimiento de culpa, como si hubiera cometido un terrible crimen y deseara escapar o evadirse, así, desea viajar e irse muy lejos pues siente que ha hecho algo inadecuado o ha cometido un error imperdonable.
Muchos individuos con esta personalidad presentan una inusitada y genial habilidad para la tecnología, especialmente la informática y sus aplicaciones, todo lo cual les causa una morbosa y obsesiva fascinación, como si a través de estas herramientas pudieran construir una realidad alterna o un nicho existencial que les otorgara raíz e identidad. Asimismo es posible que presenten rasgos de genialidad artística, sobre todo literaria por las mismas razones. Pueden caracterizarse por un aspecto torpe o desmañado, a veces un rostro extraño o vacío, gestos imposibles de leer o que parecieran no transmitir nada; puede exhibir una armonía facial perturbadora, con una total ausencia de simetría o exceso de la misma. Se mueve con una torpeza más aparente que real. Puede presentar asimismo atisbos aislados de ingenio desbordante, usualmente encaminados y exclusivos al usufructo de la destrucción o la maldad. O por el contrario, puede manifestar severas deficiencias intelectuales e incluso poseer un franco retraso mental. Está muy indicado en enfermos con toda clase de síndromes severos y enfermedades fuera de lo común. Mercurius, por todo lo mencionado, no es sociable ni puede concebir la lealtad. Los sujetos propios de este mediacmento y sobre todo los adolescentes suelen ser y actuar solitariamente, no tienen amigos. Sus impulsos dañinos no suelen tener un contexto social. Aún los sujetos más pendencieros y violentos del tipo de Lycopodium o Nux en sus fases más agresivas, Arsenicum o Medorrhinum, difícilmente pueden acercárseles; no se sienten identificados con la violencia o enajenación mercurial. Otros remedios muy violentos y destructivos, como Tarentula o Stramonium, pueden verse reflejados mutuamente en Mercurius, pero lejos de hacer equipo, incluso con fines malévolos, lo que generan es una espiral de mutua y creciente perversión y daño.
Con el paso de los años y conforme la patología se va instaurando, estos sujetos se van volviendo cada vez más inestables en todos los aspectos y planos de su vida. Su perfil emocional cada vez es más caótico y poseen menos capacidad para relacionarse, al grado de volverse verdaderas presencias disruptivas y entrópicas: donde están presenta hay caos, degradación, depravación, maldad y abyección. Los individuos Mercurius son parias y exiliados aún dentro de su familia, de su comunidad y sociedad; nadie los acepta y a nadie aceptan. Desde pequeños se saben diferentes y rechazados y a diferencia de Pulsatilla no harán nada por integrarse o ser aceptados. Todos los estímulos de la naturaleza se vuelven entonces una noxa, es decir, un estímulo enfermante, perciben el mundo como un lugar agresivo y así actúan en consecuencia. A la larga, su mente y su noción de sí mismo, terminan por diluirse y aniquilarse, llegando a verdaderos estados de demencia, en los cuales llora continuamente*, desconfía de todos y a todos insulta*, o llenándose de un descontento y disgusto vital hacia sí mismo, sin impulso ni coraje alguno por seguir viviendo*.
|