Boletín Homeopático


SEPTIEMBRE 2017

Borax venata
Por Gilberto Quintero Ramírez

  Borax es un remedio usualmente empleado de manera específica en aftas y ulceraciones dolorosas en la boca y en toda clase de síntomas que se agravan por el movimiento de descenso, lo cual constituye una magna modalidad, pues puede ocasionar vértigo, desmayos, cefalea así como gran agitación, miedo o la aparición de otros síntomas mentales. Los niños pequeños Borax son muy sensibles a este tipo de movimientos.

  A nivel de personalidad, la gente Borax posee un fuerte deseo de paz y seguridad, un deseo de encontrar la armonía interior, como si desearan retornar al estado de paz y plenitud que experimentaron antes del nacimiento, lo cual constituye su esencia. La paz que buscan resuena con la quietud y silencio pues no pueden tolerar los ruidos y se sobresaltan por los sonidos incluso distantes, los cuales no sólo les causan sobresaltos sino agravación de su estado físico y mental. Especialmente cuando no están preparados, este tipo de irrupciones puede alterarlos completamente. Se sienten mejor en entornos silenciosos, familiares, sin sobresaltos ni circunstancias inusitadas. Asimismo, suelen ser individuos muy compasivos y empáticos, sensibles y soñadores, que fácilmente se pone en el lugar de otras personas y seres vivos. Aprecian y comprenden por lo que están pasando los demás ya que ellos mismos fácilmente se sienten heridos y vulnerables. La vida es dura y la única manera de enfrentarla es construyéndose una cubierta protectora, misma que no poseen por naturaleza propia y van construyendo a lo largo de su vida. Ya que son muy sensibles y receptivos para cualquier cosa que afecte a otras personas, tiene dificultades para protegerse a sí mismos y poner límites: les cuesta mucho decir que no, así como manifestar sus propias necesidades y deseos. Por esto mismo tienden a ser sensibles y lábiles a todo lo que les rodea, especialmente todas las circunstancias humanas amenazantes. Esta sensibilidad característica de los sujetos Borax puede incrementarse hasta alcanzar una verdadera hipersensibilidad si se sienten perturbados. El resultado es la aparición de una vergüenza colosal y una gran inquietud. La paz que tanto anhelan se torna entonces imposible de encontrar y no saben hacia dónde dirigirse en la vida, sintiéndose confundidos y, sobre todo, inquietos y desasosegados. Los niños expresan esta inquietud con mucha claridad mientras que los adultos tratan de aislarse y apartarse; se retraen, quieren estar solos y se tornan esquivos y distantes, de difícil acceso. Otros individuos Borax reaccionarán ante su vulnerabilidad refugiándose en un mundo de fantasía en el cual la paz y el silencio reinarían, donde todo sería equilibrio y armonía. Es en este estado donde el mínimo ruido les molesta, incluso cuando la gente estornuda o come algo.

  Muchas veces la extrema sensibilidad y falta de límites de Borax están íntimamente relacionadas con una identidad frágil o poco desarrollada. Las causas de esto pueden ser descuido familia o abusos de toda índole. Este tipo de personas Borax experimentará más tarde en la vida severas dificultades con los límites. Ya que carecen de un verdadero sentido de identidad, tienden a adaptarse a todo con excesiva facilidad. En presencia de otras personas se sentirán inseguros y adoptarán simplemente una actitud para encajar para lo que sea que les exija cada situación. Son capaces de hacer esto porque pueden sentir lo que los demás esperan de ellos. En esto radica precisamente su peculiar encanto: pueden ser amistosos y gentiles pero como resultado suelen descuidar sus propias necesidades. Por todas estas razones a los individuos Borax les es muy difícil sentir, reconocer y expresar lo que realmente quieren. No saben que es lo que está pasando en su interior y tienen problemas con sus emociones, tendiendo a quedar atascados en la duda y en la indecisión. Tienden a delegar sus decisiones a otros, afirmando que otras personas pueden saber mejor, como si ellos fueran menos maduros o adecuados. No obstante, todo esto refuerza su sensación de dependencia, la cual a su vez les ocasiona molestia y conflicto pues en lo profundo se dan cuenta que no están asumiendo las riendas de su vida.

  Borax necesita seguridad, sentir que pisa y se encuentra sobre tierra firme. En los niños, son los padres quienes proveen esta solidez, los adultos encontrarán esta firmeza en sus ámbitos familiares, financieros y en sus círculos más íntimos. Esta búsqueda de la consistencia y de la sólida paz es su motor pero a la vez su mayor limitación. Los pacientes Borax suelen temer el movimiento de descenso pues este tipo de movimiento los lleva a perder contacto con su cuerpo y con la solidez de la tierra, sienten como si estuvieran cayendo hasta que el elevador se detiene, lo cual resuena con su pérdida de identidad. El movimiento de ascenso es típicamente menos pronunciado. Todo esto muestra como su problema realmente subyace en una carencia de sólidos y firmes cimientos vitales.
Así, cada cambio en sus vidas los perturba y preocupa. Gran temor a las enfermedades infecciosas también relacionado con lo anterior, razón por lo que lavan sus manos con mucha frecuencia (Syphilinum), aunque en el fondo realmente tienen aversión a hacerlo.

  En casos traumáticos y severos puede presentarse una verdadera ruptura de la personalidad, como en Anacardium. Aunque la gente Borax es generalmente amistosa y tímida, también puede mostrar gran molestia, no sólo ante los ruidos, sino ante la falta de claridad de los demás. Cuando se sienten muy alterados pueden preguntar: “¿Qué es lo que realmente quieres?” o “¿Quién eres realmente?”, lo cual es un fenómeno de proyección, pues son ellos mismos a quienes les falta de claridad y suelen responder con gran dificultad los cuestionamientos de los demás. No saben quiénes son y qué de ellos es real por lo que también presentan una percepción alterada del tiempo y dudarán si algo sucedió el mismo día o el anterior. El desequilibrio es así uno de los grandes temas del medicamento así como su tendencia a retraerse que se manifiesta físicamente en los párpados y las pestañas que se doblan hacia dentro. La nutrición y la digestión son problemas usuales, de la misma manera que experimenta gran dificultad para “digerir” su vida cotidiana. Sus mucosas son frágiles tendiendo a las aftas y úlceras. Presenta gran deseo de manzanas aunque toleran con dificultad la fruta. El olor del cigarro, de manera peculiar, les ocasiona diarrea. 

 
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