› FEBRERO 2013
Lilium tiginum
Por Gilberto Quintero Ramírez
Los síntomas únicos se marcan con un asterisco* y están extraídos de la versión Treasure del Repertorio Radar (Archibel).
Este remedio posee una personalidad básicamente femenina y su esencia es el conflicto entre la sexualidad y la religión, lo cual puede extenderse a un verdadero enfrentamiento entre toda clase de placer y la vivencia de la espiritualidad, y a un nivel más físico y mundano, expresa la disyuntiva entre el deber y la moralidad por un lado y el gozo sexual especialmente, por el otro: Afecciones religiosas; conflicto entre los ideales religiosos y la sexualidad*. Como Platina, Lilium puede llegar a desarrollar múltiples afecciones en el área de la sexualidad, tanto a nivel mental como físico. Y también como Platina, tiende a presentar alternancias entre síntomas físicos y mentales, así como estados mentales extremos y cambiantes. Presenta problemas cardíacos que alternan con afecciones genitales o con síntomas mentales*. En sus fases más extremas llega a desarrollar estados insanos: insanía erótica, insanía industriosa y locura por fracasos en sus negocios*.
En apariencia, y en sus primeras fases, Lilium es una mujer muy intensa y eficiente, capaz de llevar a cuestas múltiples y variadas responsabilidades, capaz de trabajar bajo gran presión, llegando a ser una gran líder o guía. Es muy común encontrarlas en el ámbito religioso como formadoras y maestras, especialmente de niños. Pero junto con esta actividad y gran energía, vemos también un aire de dureza, extrañeza o contención. Son mujeres, por lo general solitarias, solteras, dedicadas por entero a su profesión y a su vocación, que proyectan cierta sobriedad y pueden ser muy exigentes consigo mismas y con los demás. Muy semejante a las maestras de antaño, amables y perseverantes, totalmente entregadas a su deber como si se tratara de una orden religiosa, pero sin vida social, afectiva o sexual alguna. Estas mujeres se caracterizan por un gran control de sí mismas, un afán desmesurado por cumplir con su deber, como lo podemos ver en Natrum muriaticum y en Magnesia muriática. Suelen divertirse muy poco, sonríen ocasionalmente y nada les hace reír. Pero una de las manifestaciones más distintivas de su personalidad es la prisa, Lilium tigrinum es uno de los medicamentos homeopáticos más presurosos de la Materia Medica, muy semejante en la intensidad de este síntoma a Argentum nitricum y a Sulphuricum acidum. Sin embargo, la prisa de Lilium se caracteriza por ir acompañada de precisión y eficacia, y en muchos casos no es evidente, pues estas mujeres aparentan gran calma y sosiego, lo cual no es otra cosa que contención e insatisfacción. En casos graves, la prisa se vuelve desaforada, ante sus deberes* y de manera infructuosa*.
A un nivel esencial, Lilium tigrinum es el resultado de la supresión sexual a niveles muy profundos, por lo general en mujeres que desde su muy temprana infancia son colmadas con nociones equívocas y culposas sobre una sexualidad que no se activa todavía y que no pueden entender, por lo mismo, plenamente. Estos condicionamientos, en las primeras fases de la adolescencia, se remueven desde el inconsciente generando culpa, confusión y una auto imagen negativa hacia su propia condición femenina. En muchas sociedades, pasadas y presentes, se ha llevado esta dinámica de represión hacia una sustitución religiosa, es decir, a la niña o adolescente se le hace ver que esos impulsos sexuales emergentes y esas nuevas sensaciones son, en realidad, el llamado de Dios a una vida monástica o, al menos, de gran entrega religiosa. Esta compensación implantada genera un cúmulo de frustración vital y una creciente insatisfacción hacia su propia identidad, pero de manera bastante inconsciente. Lilium posee como síntomas únicos la cólera y la tristeza por su propia excitación sexual* y el tener que estar ocupada y activa para contener su deseo sexual*, así como temor de sus obligaciones morales alternando con excitación*.
Con el paso de los años el deterioro mental y físico se va haciendo patente. Su carácter se agria y se torna intolerante, pudiendo llegar a perder el control con suma facilidad, maldice, grita y puede ser destructiva y comportarse de manera dictatorial o abusiva, sometiendo a los demás y tratándolos con suma rudeza. Irritables por todo, peor antes y durante la menstruación, irritable durante el prolapso uterino*. Con el tiempo, sus facultades intelectuales se van perdiendo, su memoria se debilita y presenta confusión y embotamiento, con gran dificultad para encontrar las palabras correctas al hablar. Sensación de locura en la parte superior de la cabeza con concentración difícil y confusión de ideas*. En estas fases, la premura puede polarizarse hacia la apatía, indiferencia o haraganería, su puntualidad se torna irresponsabilidad, llegando siempre tarde.
Las mujeres Lilium en sus primeras etapas, y desde su gran sentido de la responsabilidad, suelen ser atentas y cordiales, incluso dulces o afables; en sus fases más patológicas, el carácter no sólo se torna agresivo e insultante sino que puede llegar a presentar verdadero salvajismo, como si una tormenta o algo violento y extremo invadiera su cabeza, este síntoma, cuyo origen estriba en la contención sexual sólo es compartido con Medorrhinum, llegando a tornarse irrazonable y con brotes de violencia desquiciada . En otros casos se instaura una profunda melancolía o depresión, con abulia y adinamia, peor al atardecer, de noche y acompañada de cefaleas, donde es síntoma único la tristeza alternando con excitación sexual*, pudiendo presentar llanto involuntario y con rabia hacia sí misma. Como Natrum mur., Ign., Sepia, Silicea y Syph., entre otros, se agrava por el consuelo.
Entre sus modalidades más características encontramos agravación por habitaciones calientes, después de las relaciones sexuales, por ira o excitación en general y después del climaterio.
Son síntomas únicos también el miedo a caer, estando en su propia habitación* y el miedo a presentar prolapso uterino*; el primer síntoma refleja su sensación interior de derrota moral y espiritual por su condición sexual, misma que se refleja en el terrible temor a condenarse. El segundo síntoma refleja la desconexión con su propia sexualidad, la cual puede emerger con salvajismo y locura en estados de deterior, llegando al desenfreno sexual, la satiriasis y la ninfomanía, la lujuria y la obscenidad, así como a la profanación, en la cual la sexualidad se mezcla con temas y figuras religiosas.
En un sentido transpersonal y social, Lilium es un gran medicamento para nuestros tiempos modernos, desenfrenados por una parte pero con una sutil y contundente represión de la sexualidad por otra, pudiendo ayudar a sanar el conflicto generalizado entre el trascender y el disfrutar.
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