Boletín Homeopático


JUNIO 2016

Hipocondría
Por Gilberto Quintero Ramírez

  La hipocondría es un padecimiento bajo un fuerte contexto psicológico en la cual el enfermo tiene la firme convicción, infundada y con una intensa carga de ansiedad, de tener una enfermedad grave. El origen del término hace referencia a la región anatómica del hipocondrio, situada bajo las costillas, donde junto con el apófisis xifoides del esternón, según la escuela médica humoral de la edad media, se creía que se acumulaban los gases que generaban esta afección.

  Los medicamentos más hipocondríacos de la Materia Medica son Arsenicum album, Moschus y Phosphorus. Arsenicum: desde su angustia existencial y la certeza de su progresivo deterioro, presenta un constante temor a presentar una muy grave enfermedad desde edades muy tempranas, son niños que cuidan obsesivamente su salud y están al tanto de sus funciones fisiológicas de una manera que raya en la obsesión. En edades más avanzadas este tipo de individuos vive con la certeza de padecer una enfermedad muy grave e incurable, lo cual le genera una actitud de envidia y odio hacia todos lo demás porque siente que nunca podrá estar tan sano como los demás.
Moschus: estos niños suelen ser hijos de padres muy ansiosos, anticipados, concienzudos y, sobre todo, hipocondríacos; padres que una vez engendran a sus hijos, dejan de inquietarse hipocondríacamente por su salud personal, transfiriendo toda su angustia y desasosiego a sus hijos. El niño Moschus se engancha particularmente a este tipo de zozobra e incertidumbre paterna, desarrollando verdaderas dotes histriónicas que, con el tiempo, llegan a impresionar a propios y ajenos, incluyendo en muchos casos a algunos médicos que creen haber descubierto en ellos verdaderos síndromes extraños o muy raras enfermedades. Moschus es capaz, desde edades muy tempranas, de confundir a los terapeutas con su facies, gestos y relato de síntomas. Fingen y actúan de la manera más convincente crisis de todo tipo: desmayos aparatosos y repentinos, dolores terribles e incluso violentas convulsiones; todo con gran precisión y sentido de la oportunidad. Llamará siempre la atención la personalidad solícita y abnegada de alguno de los progenitores, al cual deberá indudablemente tratársele también si se aspira a una verdadera curación del enfermo Moschus.
Phosphorus: presenta un tipo de hipocondría y de ansiedad hipocondríaca muy especial y peculiar, pues es altamente influenciable y sensible a las opiniones y juicios de los demás desde su naturaleza empática y su gran intuición. Cuando estos individuos saben de alguien que esté enfermo, inmediatamente sienten los síntomas que la otra persona está sufriendo, convenciéndose de tener la misma afección o una peor. Pero también bastarán unas cuantas palabras de aliento de cualquier otra persona, sobre todo si posee cierta autoridad o es un médico, para desentenderse completamente de sus angustias.

  Una variante importante de la hipocondría es la desesperación hipocondríaca en la cual el enfermo se siente tan apabullado por la convicción de estar enfermo que pierde toda esperanza de sanar. Tanto Ignatia como Arsenicum tienden a preocuparse mucho por su salud en estados patológicos, pero mientras estos estados suelen ser muy tempranos en Arsenicum album, en Ignatia tienden a presentarse usualmente después de penas, sobre todo de amor, como si la personalidad Ignatia volteara hacia su persona hasta que el mundo externo se ha diluido o deja de ser atractivo, es entonces cuando descubre la verdadera dimensión de su vulnerabilidad, dándose cuenta que puede tener enfermedades severas. En ambos medicamentos la hipocondría se caracteriza por un estado de desesperación, de angustia, con la sensación de que nada puede hacerse por su salud ya. En Arsenicum album esto puede ser un reflejo de las extremas y deterioradas condiciones que suele mostrar el paciente, en cambio en Ignatia no es más que una manifestación más de su tendencia al extremismo y a dramatizar desde una óptica totalmente subjetiva. Agnus castus es un medicamento que vive un verdadero infierno en cuanto al deterioro de su salud, tiene la certeza no de que morirá pronto sino que realmente está muriendo día a día y ya nada puede hacerse por él. Calcarea carbonica es otro medicamento de suma importancia en la hipocondría y presenta este síntoma desde su autocompasión y pesimismo, además de que esto se agudiza por el gran temor de que otros se percaten de su condición. Calcarea carbonica es el medicamento más importante en aquellas personas que racionalizan su hipocondría, llegando incluso a leer libros de medicina con gran atención (cosa que también pueden llegar a hacer con algo de menor intensidad Nux vomica, Pulsatilla, Staphysagria y Sulphur). En Helleborus, que presenta un extremo deterioro mental y una verdadera incapacidad de concentración, esta desesperación es producto de su confusión e ineficacia, es el resultado de una ansiedad indefinida con la clara sensación de que algo anda muy mal en su vida. Nux vomica es una de las personalidades más seguras y confiadas en su persona y más desdeñosas de la enfermedad; sin embargo en estados de franco deterioro y por su gran sensibilidad, Nux vomica puede sentirse abrumado por síntomas leves e intrascendentes. Pulsatilla es hipocondriaca básicamente con la finalidad de llamar la atención y de obtener así cuidados y mimos por su condición enferma.

  Por último, cabe mencionar que existe también un tipo muy especial de hipocondría: la hipocondría proyectada, en la cual un individuo es capaz de transmitir la preocupación o el miedo a las enfermedades a otro, sobre todo un progenitor a alguno de sus hijos, lo cual puede llegar a derivar en el grave síndrome de Munchausen por poderes, en el cual la madre es capaz de hacer cosas para enfermar a su hijos y así demostrarle a los médicos cuan enfermo está. Los remedios más importantes de esta afección tan compleja son Moschus, ya mencionado, y Cocculus, sobre todo cuando este proceso es mucho más sutil y psicológico, en el cual la madre o el padre inducen psicológicamente la hipocondría en el hijo. Cocculus, como el mismo Phosphorus, tiende a ser hipocondríaco y ansioso por su salud, pero se caracteriza por ser una de las muy pocas personalidades capaces de transmitir la hipocondría a sus familiares: en estados más patológicos estos individuos desarrollan una necesidad imperiosa de cuidar a alguien, y si no hay nadie que cubra estas condiciones son entonces capaces de enfermar a sus seres más amados a través de mecanismos dinámicos sutiles.
 

 
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